quarta-feira, 6 de fevereiro de 2008

¿Amar al Mundo o Amar a Cristo?

“No améis al mundo ni nada de lo que hay en él”

1 Jn 2.15a

Pos haber escrito a los hijos, padres y jóvenes, el apóstol Juan se dirige a todos los cristianos sin distinguir entre los que ya tienen mucho o poco tiempo de convivencia con Dios. Se dirige a todos nosotros con un mensaje que debemos llevar en cuenta en todos los momentos e fases de nuestras vidas: “no amar el mundo ni las cosas que hayan en él”. Esta afirmación nos lleva a pensar en algunas cosas importantes:

1. El “mundo” es una referencia a todo el pensamiento, comportamiento y valores contrarios a Dios que caracteriza la sociedad humana en el momento presente. Mundo puede ser entendido por nosotros como la humanidad que se organiza y vive alejada de Dios. Eso, al final, hace parte de la propia naturaleza humana.

2. No “amar” al mundo es una actitud que se basa en la iniciativa de Dios de darnos de su gracia salvadora, cambiando así nuestro status delante de él: dejamos de pertenecer a este estado de cosas contrario a Dios (mundo) y pasamos a pertenecer definitivamente a su Reino eterno.

3. Pero mientras no estemos viviendo completamente en su Reino (eso solo después de la segunda venida de Cristo y del juicio final) seguiremos luchando contra el amor al mundo. “No amar” es una constante batalla, pero se puede decir que es una batalla ya vencida, puesto que el mismo Jesucristo la venció por nosotros en la cruz y la resurrección.

4. El apóstol puede decirnos a todos los cristianos que luchemos contra lo que está establecido contra Dios en nuestra vida y fuera de ella, porque la victoria final ya está garantizada, como nos cuenta el mismo apóstol al registrar las palabras de Jesús: “en este mundo tendréis aflicciones, pero ¡tened ánimo! Yo he vencido el mundo” (Jn 16.33).

5. No amar el mundo y sus cosas implica, de forma necesaria, en amar a Cristo. Juan nos cuenta lo que Cristo nos dijo cuanto a eso: “si me amáis, obedeceríais mis mandamientos, y yo pediré al Padre, y os dará otro Consolador para que os acompañe siempre… El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él” (Jn 14.15, 23).

Siguiendo nuestro texto hasta el verso 17 podremos ver algunas otras implicaciones de reto de “no amar al mundo ni nada de lo que hay en él”. Es lo que haremos en los próximos mensajes. ¡Que Dios nos bendiga en nuestra marcha hacia Dios y su Reino!

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