segunda-feira, 14 de janeiro de 2008

Conocer al Padre

“Os escribo… porque…”

1 Jn 2.12-14

(1ª parte)

En estos versículos el apóstol Juan se dedica a escribir a los cristianos distinguiéndolos en tres grupos a los que llama: hijos, padres y jóvenes. En verdad, no se dirige a tres grupos de personas con distintas edades cronológicas, sino que a cristianos que se encuentran en distintas fases de sus vidas cristianas, como se estuvieran en tres niveles diferentes de madurez cristiana. Por eso, dividiremos el texto en los tres momentos que le son naturales.

El primer se refiere al nivel más básico de la vida cristiana, llamado aquí por Juan de hijos (2.12,13c). Hay que observa, antes de nada más, que solo a los más nuevos en la fe, el apóstol les llaman queridos. Es como si los que inician ahora la carrera cristiana necesitaran tener afirmada en sus vidas el cariño y el amor de Dios. A estos Juan les escribe para reforzar en sus corazones y mentes el hecho de que sus pecados han sido ya perdonados por Cristo. Parece ser que la seguridad de tener sus pecados perdonados es una de las características más fuertes en el inicio de la vida cristiana, puesto que es una fase en que uno lucha de forma más acentuada contra los vicios antiguos que se han enraizado en nuestras vidas.

Pero esta seguridad cuanto al perdón de Cristo es perfectamente posible visto que los hijos queridos han conocido al Padre. Conocer al Padre no se limita a conocerle intelectualmente, sino que a mantener una convivencia personal y diaria con Dios, en la que nos relacionamos, dialogamos, confesamos y permanecemos con él. Así, sobre la base de nuestra permanente y consistente comunión con Dios, disfrutamos día a día de la certeza del perdón de todos nuestros pecados.

¡Que el Señor siga con nosotros cada momento y nos dé de su gracia!

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