sexta-feira, 28 de dezembro de 2007

Jesús, la Vida Eterna

“Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y os anunciamos a vosotros la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado”

1 Jn 1.2

El Verbo que es vida (1,1), Jesús, se manifestó. La manifestación de Jesucristo se hizo completa con la encarnación. No solo nació sino que vivió la experiencia humana en todas sus dimensiones, sin que todavía haya pecado. En ese sentido, Cristo es la manifestación más plena de la propia vida de Dios, ¡es la vida que se manifiesta!

Él se ha manifestado a los apóstoles. Juan y los demás apóstoles vieron y vivieron con la vida (Jesús) y ahora dan testimonio acerca de ella. El testimonio apostólico es la base y la estructura del cristianismo. Su testimonio está registrado en el Nuevo Testamento y compone, junto con el Antiguo, la revelación de la vida en Cristo.

Los apóstoles nos anuncian la vida eterna: la vida que estaba con el Padre ahora uno la puede vivir. Esta es la esencia del cristianismo, vivir la vida de Dios en nuestra vida común, es dejar que nuestra vida común de todos los días se renueve y se transforme bajo la presencia de la vida de Dios, creando nuevos ideales, llevándonos a nuevas decisiones y produciendo una nueva esperanza en Dios.

¡Que esta vida (Jesús) sea buscada por todos nosotros!

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